lunes, 21 de septiembre de 2009

Variabilidad versus Flexibilidad


Más a menudo de lo que sería razonable me encuentro con personas que confunden estos dos vocablos. Como en muchos aspectos de nuestra vida, manejar ciertas palabras o tener las capacidad de expresarlas, no presupone que se conozca en realidad lo que dichas palabras significan.


Aunque, si lo pienso un poco mejor, no es un problema de uso correcto o incorrecto de las palabras, es un problema de interpretación de lo que es conveniente o inconveniente hacer en un momento dado.


Viene esto a colación porque hace poco una persona me ha comentado lo que viene haciendo respecto a un aspecto de su vida que le preocupa. Si bien, no es la primera que observo que se comporta así, he creído que el número de veces que he visto repetido este comportamiento, merezca un poco de reflexión.


Está persona estaba intentando conseguir un objetivo. Este se le resistía, no tanto porque no pusiera suficiente empeño, que lo ponía, sino porque lo quería obtener habiéndose previamente impuesto una serie de condiciones para sí misma, que en ningún caso llegaría a sacrificar. En una situación como esta, lo habitual es que si lo que quieres obtener es muy importante para ti, no escatimes medios y hagas ciertos sacrificios con el fin de obtener lo deseado. Pero claro, sin pagar ningún precio, es difícil (aunque no imposible), conseguir los objetivos.


Como el objetivo se le resistía sugerí que una posible manera de obtenerlo sería si “flexibilizaba” su rígida lista de condiciones (la cual por otra parte no obedecía especialmente a su sistema de creencias, más bien al sistema de creencias de personas de su familia).


Lo más asombroso del asunto es que pasado un tiempo se encuentra en la misma situación, pero me dice que la “flexibilización” no ha dado resultado. Revisando los pasos que ha seguido, me doy cuenta que lo que realmente ha hecho es cambiar su rígida lista de condiciones por otra rígida lista de condiciones. Realmente el problema de esta persona es que se impone unos condicionantes de vida que la mantienen permanentemente asfixiada (porque en el fondo no son condiciones que emanen de ella). Lo que esta persona a hecho es una variación de sus condiciones, no una flexibilización.


También significa que las condiciones fruto de “sus” creencias no eran tan “suyas”, puesto que no ha tenido inconveniente en suprimirlas y cambiarlas por otras (que seguramente ha recogido de otra u otras personas de su entorno).


La flexibilidad es una característica que supone el mantenimiento de lo existente pero perdiendo la rigidez inicial. El ejemplo del junco (de un proverbio del Talmud judío), como planta que no se troncha ante el embate del viento, es muy expresivo. Un junco es un junco, aunque (o precisamente porque..) se dobla si el viento lo empuja.


Nadie debe cambiar sus creencias (si es que son realmente suyas, y son positivas y potentes) para conseguir un objetivo, pero puede flexibilizarlas si piensa que es un justo precio a pagar. Eso no le impide seguir siendo la misma persona.