martes, 25 de mayo de 2010

El valor y el precio

Decía Antonio Machado... "Todo necio confunde valor y precio".

VALOR

Podemos limitarnos al entorno de lo económico, pero realmente donde esta máxima tiene una aplicación más consistente es en el entorno de la vida personal. Más concretamente en la valoración como potestad de las personas para entenderse con su entorno.

Cuando conocemos algo habitualmente le damos un "valor". En principio, este valor no es objetivo ni cuantificable. Suele ser una medida personal relacionada con la "escala de valores" que cada persona se va formando durante el transcurso de su vida. Es algo así como el sistema métrico decimal individual e intransferible; la lista de lo que para cada uno es valioso, y lo que no lo es.

Ya desde nuestra infancia, deseamos algo porque nos resulta valioso o lo despreciamos por lo contrario. Por ejemplo, un niño de pocos años ante un juguete se plantea varias posibilidades lúdicas y de aprendizaje, por lo cual, ese objeto pasa a tomar un alto valor para el. ¡OJO! No es que el niño haga esto de forma consciente, lo hace de forma instintiva movido por sus mecanismos de crecimiento. Este funcionamiento se basa en procesos de recompensa. Cuando el niño se divierte se ve recompensado en su cerebro por sensaciones placenteras, entonces relaciona ese objeto con la sensación de placer. En su desarrollo este niño prefijará esta relación e ira dando forma a su "escala de valores" básica que ira completando con otras "valoraciones" ya no meramente físico-emocionales.

Más adelante se integrarán valores estructurales obtenidos directamente de sus padres. A continuación vienen los valores sociales desde el entorno familiar (hermanos, abuelos, otros familiares) o desde el entorno escolar (profesores y compañeros).

En última fase se incorporan valores intelectualmente complejos fruto de la elaboración de teorías en base a experiencias y conocimientos

PRECIO

El precio, en principio, no tiene que ser explicado, aunque, por poner en común denominador, veamos que dice el Diccionario de la Real Academia de la Lengua. En su acepción primera es "Valor pecuniario en que se estima algo".

De lo cual podemos deducir que el precio es un valor más; uno de tantos. Que es un valor cuantitativo (de cantidad). Que no es un valor personal, o dicho de otra manera, humano. Este concepto está relacionado con las cosas.

CONCLUSIONES

Extraigo dos conclusiones principales:
  • Que las personas tienen valores, pero las personas no son sus valores, ni solo un valor, por lo tanto, las personas ni son, ni tienen precio.
  • Que cada cosa puede tener el valor que queramos darle (mucho, poco, nada) dependiendo de cada valoración subjetiva, y también, puede tener el precio que queramos darle (en euros, en dólares o cualquier sistema monetario), pero ambos conceptos no son correlativos, pues si el precio es posible acordarlo entre muchas personas, el valor que cada persona le da a una cosa es tan diverso como personas hay.

¿Y sobre aquello que no son personas o cosas (la justicia, el amor, la libertad)? ¿Tienen precio? ¿Tienen valor? … pero esto ya es otra reflexión.