martes, 28 de octubre de 2008

¿Que hacer cuando ya hemos tomado una decisión?


Vaya, pero... ¿Es esto un dilema?.

A bote pronto y siendo un tanto frívolos, no lo es. Si la decisión está tomada, ya nos hemos alejado del “problema” de tener que elegir una opción. La solución está ya en la mano. Ya la hemos encontrado, pero.... ¿Queda algo?

Si, claro que queda. Nada menos que hacer efectiva la decisión tomada. ¡Casi nada! Y algo no menos importante, acompañar, hasta su finalización, la realización de la opción elegida, poniendo en ella todo lo que en nuestra mano sea necesario, para que los resultados esperados sean los resultados obtenidos.

Es un gran mal que acontece a mucha gente, que creen que optando por algo, ya lo han conseguido todo. Realmente, como se ha dicho en otras circunstancias, tener clara la opción a tomar es el 50% del camino recorrido. En esto estoy de acuerdo, pero que quede claro que solo es la mitad del 100%, es decir, la mitad de todo lo que queremos.

Además esta mitad no es tangible. Pondré un ejemplo. Una muchacha que ha acabado su estudios medios, se ve ante la tesitura de elegir hacer una carrera de ciencias entre varias opciones. Se toma cierto tiempo en conocer y valorar las diferentes opciones que puede tener según la elección de asignaturas en bachillerato, según sus notas y según su nivel adquisitivo (bueno, el de sus padres). Cuando ya tiene la lista de posibles carreras, se toma su tiempo para elegir entre cada uno de ellas. Por fin, elige una y es consciente de que esa es la que quiere realmente realizar.

Bien, podríamos decir en este punto que ya tiene el 50%. Si, lo tiene, pero ¿De que?.

Aquí está el asunto. Esa mitad obtenida no es en si de la carrera elegida (a nadie la van a convalidar varios cursos de una carrera solo por haberla elegido), sino el 50% de su elección de futuro, de su OBJETIVO DE VIDA. Aun así, tengo dudas que fuera el 50% de su objetivo de vida, yo diría más bien que es el 50% de uno de sus objetivos parciales (en este caso, tener estudios superiores).

Con este ejemplo quiero hacer ver que llegado a este punto hemos llegado muy lejos en nuestro posicionamiento vital, pero ahora nos queda por hacer en si el camino elegido (en el caso del ejemplo, estudiar la carrera universitaria y acabarla).

Es de todos conocidos que cuando alguien sabe lo que quiere y sabe como obtenerlo, lo obtiene con menos esfuerzo y con mejor resultado, que alguien que hace algo sin tener claro si realmente lo quiere.

Esto se llama MOTIVACIÓN, que viene de tener un motivo, es decir, una causa por la que vivir, o luchar.

¡OJO! La motivación no es solo una, pueden ser varias, incluso muchas. Podemos tener (de echo las tenemos) motivaciones para cada cosa. Motivación para estudiar algo, para ver la tele el fin de semana, para quedar con los amigos, para no quedar con quien no me gusta, para invertir, para quedarse en casa el viernes por la noche, etc...

Pero de la motivación hablaremos en otra ocasión.

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